Aquel frío cuarto, parcialmente construido en el tercer piso de la casa, me llamó la atención una noche de invierno. Y por una razón e impulso, que aún desconozco, me sentí atraído a levantarme de la calidez de mi cama para subir las escaleras, que hasta la fecha cuentan sin iluminación artificial alguna, pero no tenía miedo alguno de tropezarme con los escalones. Solo deseaba llegar al último escalón. En ese momento no me importó caminar descalzo sobre ese piso arenoso después de cruzar la entrada de aquel cuarto, tal vez debido a que desde niño ha sido una costumbre para mí caminar sin calzado y medias dentro de mi hogar.
Dicho cuarto a pesar que no cuenta con iluminación artificial alguna, igual que las escaleras que conducen a el, aquella noche estaba iluminado por una luna llena muy brillante y hermosa. La falta de un techo en este espacio inconcluso de mi casa me permitió contemplar por unos segundos mi sombra reflejada en el piso de aquel cuarto semi-abandonado. Como si me reflejo se tratara de una obra de arte esculpida por la luz de la luna, me quede contemplándola un buen rato, incluso llego por un instante a cruzarme por la mente la idea que esa sombra no era mía.
Ahí, solo en ese cuarto, pude sentir el aire húmedo y helado de la noche sin sentir frío a pesar de estar con una ropa de dormir de verano (contraria a la estación), luego me senté en un rincón del cuarto, cerré los ojos, puse mi mente en blanco y pude escuchar el sonido de la noche hasta que me quede dormido.
Cuando desperté tuve una leve sensación de desorientación, demoré unos segundos hasta darme cuenta que me encontraba en mi casa, sentado en un rincón, en pijama y descalzo dentro de una habitación sin techo, puertas y ventanas. Al despertarme, además, una sensación de paz muy grande se apodero de mi corazón, algo que hace muchos años atrás no sentía, era algo inexplicablemente increíble aquella sensación, la cual parecía venir de alguna parte de aquella habitación o tal vez de la luna llena que me observaba silenciosa.
El mismo desconocido impulso que me hizo levantarme de mi cama me llevo de vuelta a mi habitación, pero justo antes de pisar el primer peldaño que me llevaría hacia el segundo piso, oí un susurro que parecía provenir del viento, que me dijo: ¡Hijo! En ese instante los ojos se me humedecieron, porque reconocí esa voz lejana, cerré los ojos para contener las lágrimas, voltee a mirar la habitación y simplemente me limite a responder a aquella voz, diciendo: ¡Papá!
Durante una semana después de acontecido lo que acabo de relatar, pude vencer mi insomnio que me acompañó desde los 15 años de edad, y soñé dos veces con mi padre durante esa semana, pero a pesar que no recuerdo con exactitud los sueños, si recuerdo la misma sensación de paz que sentí cuando entre a aquella habitación. La habitación es la replica del cuarto de mi padre, pero inconclusa como inconclusas quedaron algunas cosas mas que hubiera querido aprender de él.
Creo que las obras físicas como una habitación pueden ser frías en este mundo terrenal, pero si alguien las mira con los ojos cerrados, calla su mente y pone a funcionar el corazón, puede entender el significado de muchas cosas maravillosas que están ahí a nuestro alrededor, pero que nos negamos ciegamente a verlas porque las vemos con la mente y no con el corazón. Padre, estas líneas acá presentes son para ti. La sombra eres tú, la habitación es una pequeña muestra que viviste en la tierra, el viento es tu voz y la habitación inconclusa la veo como la señal de continuar una obra (tus enseñanzas). Soy consciente de algo al escribir estas líneas: no soy ni la sombra de lo que fuiste en vida. Y a pesar que deje de creer en ángeles cuando tenía 12 años de edad, al mirar el cielo y observar la luna llena, siento como si fuera un niño otra vez y pienso en ellos, ángeles entre los cuales estás tú : mi ángel de la guarda.
Dicho cuarto a pesar que no cuenta con iluminación artificial alguna, igual que las escaleras que conducen a el, aquella noche estaba iluminado por una luna llena muy brillante y hermosa. La falta de un techo en este espacio inconcluso de mi casa me permitió contemplar por unos segundos mi sombra reflejada en el piso de aquel cuarto semi-abandonado. Como si me reflejo se tratara de una obra de arte esculpida por la luz de la luna, me quede contemplándola un buen rato, incluso llego por un instante a cruzarme por la mente la idea que esa sombra no era mía.
Ahí, solo en ese cuarto, pude sentir el aire húmedo y helado de la noche sin sentir frío a pesar de estar con una ropa de dormir de verano (contraria a la estación), luego me senté en un rincón del cuarto, cerré los ojos, puse mi mente en blanco y pude escuchar el sonido de la noche hasta que me quede dormido.
Cuando desperté tuve una leve sensación de desorientación, demoré unos segundos hasta darme cuenta que me encontraba en mi casa, sentado en un rincón, en pijama y descalzo dentro de una habitación sin techo, puertas y ventanas. Al despertarme, además, una sensación de paz muy grande se apodero de mi corazón, algo que hace muchos años atrás no sentía, era algo inexplicablemente increíble aquella sensación, la cual parecía venir de alguna parte de aquella habitación o tal vez de la luna llena que me observaba silenciosa.
El mismo desconocido impulso que me hizo levantarme de mi cama me llevo de vuelta a mi habitación, pero justo antes de pisar el primer peldaño que me llevaría hacia el segundo piso, oí un susurro que parecía provenir del viento, que me dijo: ¡Hijo! En ese instante los ojos se me humedecieron, porque reconocí esa voz lejana, cerré los ojos para contener las lágrimas, voltee a mirar la habitación y simplemente me limite a responder a aquella voz, diciendo: ¡Papá!
Durante una semana después de acontecido lo que acabo de relatar, pude vencer mi insomnio que me acompañó desde los 15 años de edad, y soñé dos veces con mi padre durante esa semana, pero a pesar que no recuerdo con exactitud los sueños, si recuerdo la misma sensación de paz que sentí cuando entre a aquella habitación. La habitación es la replica del cuarto de mi padre, pero inconclusa como inconclusas quedaron algunas cosas mas que hubiera querido aprender de él.
Creo que las obras físicas como una habitación pueden ser frías en este mundo terrenal, pero si alguien las mira con los ojos cerrados, calla su mente y pone a funcionar el corazón, puede entender el significado de muchas cosas maravillosas que están ahí a nuestro alrededor, pero que nos negamos ciegamente a verlas porque las vemos con la mente y no con el corazón. Padre, estas líneas acá presentes son para ti. La sombra eres tú, la habitación es una pequeña muestra que viviste en la tierra, el viento es tu voz y la habitación inconclusa la veo como la señal de continuar una obra (tus enseñanzas). Soy consciente de algo al escribir estas líneas: no soy ni la sombra de lo que fuiste en vida. Y a pesar que deje de creer en ángeles cuando tenía 12 años de edad, al mirar el cielo y observar la luna llena, siento como si fuera un niño otra vez y pienso en ellos, ángeles entre los cuales estás tú : mi ángel de la guarda.
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