3 de abril de 2013

Mi Amigo Leo

El siempre fue un ser misterioso. Aparecía en las noches, dentro mi almohada o me acompañaba a la hora del desayuno. Cuando almorzaba o cenaba nunca lo veía. Este era reemplazado por la comida y por su enemigo Ego.

Algunas veces creía que el había desaparecido de mi hogar cuando el ruido de la calle se filtraba en cada rincón de mi casa. Siempre ha sido tímido, silencioso, pero muy inteligente y observador.

Hasta en el trabajo estuvo conmigo. En ese trabajo de oficina que detestaba, pero que a él le parecía interesante. Solo supe su nombre cuando un día presa del aburrimiento decidí escribir sobre él.
Su nombre es Leo y ha sido parte de uno que otro relato que he escrito. Así es él de metiche, siempre mete sus narices donde no lo llaman. El dejó de visitarme hace dos años. Creo que se resintió conmigo cuando dejé de hablarle. Pero de un momento a otro tocó la puerta de mi cuarto. Entró y charlamos por horas.

Nadie puede verlo, solo yo. Sé que piensa, que le gusta y que no. A quién ama o amó y a quienes dejó de querer. El es sensible con todo el mundo, y aprecia a quien lo quiere de verdad, sin máscaras. El también es de carne y hueso, al igual que tú y yo. Tiene cerebro y es muy inteligente, aunque sin llegar a ser genio. Y su corazón es tan grande que muchas veces llega al suelo y lo han pisoteado. Pero el no se queja, yo lo hago por él.

En poco tiempo se expondrá más, a pesar de su extrema timidez, gracias a las redes sociales como facebook, twitter, etc. Por el momento eso es todo lo que tengo que decir de mi amigo Leo y disculpen la ortografía, el día de hoy mi amigo no está en casa para corregirme. Carita feliz.

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